El bot ha sido programado para que avance hasta encontrar un avatar al que poner a prueba. También puede realizar acciones para responder a los estímulos, por si alguno de los personajes a los que se acerca intenta interactuar con él.
En uno de los experimentos, el robot se acercaba a los usuarios, los saludaba por su nombre y después se alejaba de ellos, registrando cuál era la reacción de los interpelados. La mayoría de los avatares a los que se dirigió le respondieron a través de mensajes de texto, algo que podría interpretarse como un mensaje socializador, aunque también hubo una parte que simplemente se alejó de él.El próximo paso de los investigadores británicos consiste en programar este robot para que analice las conversaciones entre los usuarios de Second Life, aunque aún hay que valorar las implicaciones éticas de este tipo de investigaciones.
Según Nick Yee, de la Universidad de Stanford, EEUU, que ha realizado investigaciones personales sobre este mismo tema, los avatares femeninos protegen menos su espacio personal que los masculinos, algo que, en su opinión, coincide con lo que sucede en el mundo real.Precaución ante los resultadosJuan Alberto Estallo, psicólogo del Centro Forum del Hospital del Mar de Barcelona, tiene reservas sobre si las investigaciones que se realizan en las comunidades virtuales pueden aplicarse a la vida real. "Estos mundos pertenecen a un sistema de ocio, no son laboratorios de conducta", matiza.
Aunque cree que una metodología estricta de estudio facilitaría el establecimiento de paralelismos, también cree que los resultados obtenidos en estos mundos "hay que tomarlos con precaución". Además, en su opinión, "habría que considerar en primer término si los usuarios que entran en comunidades como Second Life son una representación suficiente y porcentual de todo tipo de personalidades".