Drama en el ciberespacio a días de muertos, el luto ocupa un lugar especial en la red y en los mundos virtuales;
¿De qué formas experimentan los residentes la muerte de un familiar o amigo, de un avatar o de nuestro propio personaje virtual?
Un claro ejemplo cuando se reportó el primer encarcelamiento por asesinato de un avatar. El caso, que se dio en Japón, fue protagonizado por una maestra de piano de 43 años que, en un ataque de furia al verse inadvertidamente divorciada en el juego virtual Maple Story, entró a la cuenta de su ex esposo y cuidadosamente borró al personaje digital que con tanto cuidado él había creado, cometiendo así el asesinato. El usuario, al ver el crimen y a su avatar muerto, reportó a la policía a su ex esposa virtual.
Los memoriales de la red mantenidos por gente cercana al difunto son un último intento por perpetuar su existencia; la negación a borrar esos sitios es la negación a dejar ir a quienes ya se han ido. En el mismo sentido, con el acento puesto en la conmemoración está la página Virtual Graveyard, un cementerio en la red. En Virtual Graveyard (Wirtualnycmentarz. pl), el usuario puede a través de tumbas y epitafios virtuales, conmemorar a sus seres queridos que han pasado al más allá, sean mascotas o familiares, amigos o ídolos. Pueden prender velas en sus tumbas o poner flores para demostrar su cariño.
Además, uno se pude enterrar junto a sus seres queridos en criptas familiares.
Por tan sólo 120 euros se puede tener una tumba VIP con diseños especialmente confeccionados. Un euro mantiene una vela prendida todo un día, cuatro euros y la vela durará 180 días. Flores por un día por sólo un euro y por cuatro euros te aseguras de que tengan flores 180 días.
Se trata, de acuerdo con sus creadores, de preservar la memoria de la gente para generaciones futuras, pero, ¿qué tal cuando uno mismo quiere preservar en la memoria de la red a sus avatares? Ese fue el experimento detrás de la compañía Sabre & Mace (S&M), que ofrecía a personajes virtuales la oportunidad de experimentar la muerte.
Los avatares desde Second Life (SL) podían teletransportarse a la central de S&M, ahí el cliente se reunía con un mánager que le explicaba todo el proceso y lo guiaba a través de la firma de uno de los dos tipos de contrato. En el primer tipo, el avatar en SL se encontraría en algún momento —completamente al azar— con un representante de S&M quien lo llevaría a la central para su aniquilación. En el segundo tipo, que era una especie de testamento, el cliente establecería el legado de sus posesiones virtuales y continuaría con su segunda vida hasta que, un día —al azar también— llegaría un representante de S&M, lo llevaría a la central y discutiría con ella o con él el proceso final.
El cliente revelaría su número de usuario secreto que se usaría para terminar su cuenta, sería llevado a una cámara criogénica y al cuarto de Terminación, donde al entrar el juego de SL se interrumpiría dando tiempo a S&M de cambiar el número de usuario de la cuenta, con lo que el avatar estaría efectivamente terminado.
Después de su muerte el avatar se inmortalizaría en una estatua de oro donde una placa daría su información. Si el cliente llegara a visitar los jardines del memorial de S&M vería la estatua de su avatar y las de otros clientes.
La muerte es lo único definitivo y cada día nos acerca más a ella y eso no los recuerda el Death Clock (TM), que se autodenomina “un amistoso recordatorio en la red de que la vida se nos va”... “segundo a segundo, como un reloj de arena en la red, el reloj de la muerte nos recuerda qué tan corta es la vida”. (Al momento de consultarlo su servidora tenía 1,456,880,749 minutos por vivir…)
El divorcio se produjo en Maple Story, un juego similar a Second Life, donde los personajes tienen sus avatares, que pueden “hacer cosas”, entre ellas, casarse.
Allí una pareja de japoneses se casaron virtualmente, pero el hombre terminó con ella, que, decepcionada ingresó a la cuenta de su ciberesposo y la cerró, dando muerte al personaje.
El hombre, de carne y hueso, dio aviso a la Policía (la real) y acusó a la mujer de Intrusión Informática por lo que podría ir a prisión por hasta 5 años y pagar multas de hasta $5.000 USD.
· Moonlight ·
Hace 1 día