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En Crítica Digital

En el diario Crítica de Jorge Lanata

Second Life está de fiesta. El juego que pretende recrear el mundo real en la web celebra cinco años de vida. Lo hará invitando a sus “ciberhabitantes” a enviar obras artísticas en el marco de una serie de actividades sobre diversidad cultural.

Pese a ser lanzado el 23 de junio de 2003, el juego, creado por Linden Lab, obtuvo popularidad tres años más tarde, cuando ganó adeptos en todo el mundo, principalmente en los países desarrollados.

Para integrar tal comunidad, se debe crear una “perfil” www.secondlife.com y bajar el programa llamado Second Life Viewer. Así se convertirá en un residente o “avatar”, que es la representación gráfica (mediante un dibujo o una fotografía) para que un cibernauta cobrar identidad y relacionarse con otras personas.

Este juego interactivo ofrece la posibilidad de que los usuarios tengan una “segunda vida”, manteniendo o cambiando su identidad en la existencia real. Los habitantes de Second Life conocer a otras personas, participar en actividades grupales de acuerdo a sus intereses, crear compañías, realizar operaciones de compraventa y, por supuesto, tener sexo virtual.

Este año, Second Life ideó una manera diferente de celebrar su aniversario. Lanzó una feria virtual que responde a la temática "Celebrar la diversidad cultural ", que llevará a cabo hasta el 7 de julio. Además de la recepción de obras de arte, habrá mesas redondas, fiestas y exhibiciones.

VOCES EN CONTRA. Fuera de sus fronteras, y aun dentro de ellas, Second Life recibe una andanada de críticas. Las más fuertes refieren a una enorme caída de residentes o avatares (hay quienes dicen en internet que es un mundo agónico), que tiene un planteo monótono e insulso y que técnicamente es muy lento.

Sus propietarios responden señalando que tienen cerca de ocho millones de usuarios, pero la cifra de residentes online sólo supera los 30 mil, muy exigua comparada con otros portales como World of Warcraft.

Otros afirman que esta feria parece más una forma de intentar insuflar vida en algo caduco que una celebración real. Una manera de recordar que Second Life sigue ahí, ahora que ya no es noticia y la gente comienza a dejarlo de lado.