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"El sujeto escondido en la realidad virtual"

La psicóloga Diana Litvinoff, autora del libro "El sujeto escondido en la realidad virtual" (Letra viva), dice que lo que cambió decisivamente con internet es la concepción del espacio y del tiempo. Esto genera nuevos temores, nuevas necesidad de adaptación al mundo real y nuevas manifestaciones del malestar de vivir. También, por supuesto, nuevas potencialidades expresivas.
"Con la inmediatez se acortan las distancias y todo parece estar al alcance de la mano, pero a la vez la distancia permite el disfraz -explica Litvinoff- y la capacidad de adoptar diferentes personalidades y formas de ser.
A primera vista esta sería una característica del mundo virtual que daría nuevas formas de expresar la personalidad, o sea, un aspecto positivo. Pero justamente uno de los aspectos de internet más explotados por la prensa es la cara opuesta de esta potencialidad: la capacidad de agredir (y de ser agredido) sin poner el cuerpo, la falta de control sobre la exposición de la intimidad, que ahora resulta posible sin límites. "El sujeto puede expresarse porque está escondido, amparado por la distancia", comenta la especialista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Ese no es el único cambio en la conducta humana generado por internet. En la actualidad, gracias a la tecnología se genera una idea de que todo lo que uno desea puede ser posible y de que todo está permitido. Y, en general, "cuando todo le esta ofertado, el hombre retrocede, se protege", opina la psicoanalista. Explica que en el consultorio es frecuente tratar personas que llegan con la preocupación por lograr algo y que desisten justo en el borde, cuando están por alcanzar eso que querían.
"La posibilidad de satisfacción parecería estar justamente en la acción de poner el cuerpo mientras que internet ofrece la posibilidad de una especie de satisfacción sin poner el cuerpo. El resultado sería una creciente insatisfacción", añade.
No obstante, Litvinoff opina que lo virtual "será campo de acción o de refugio, y alimentará pasiones y adicciones; la clave radica en no poner nunca toda la responsabilidad y las posibilidades de cambio del otro lado de la pantalla.